Sí, "la música protesta está de vuelta", pero no se oye nada.

Más de 1000 músicos de UK han donado pistas a la iniciativa 'Is This What We Want', un artefacto coral que interpela directamente al delicado futuro que espera a los artistas de todo el mundo en relación a la expansión de la IA generativa.

Además de Paul McCartney, que dona su primera pieza oficial en 5 años, se suman nombres como Kate Bush, Annie Lennox, Damon Albarn, Billy Ocean, Ed O’Brien, Dan Smith, The Clash, Mystery Jets, Jamiroquai, Imogen Heap, Tori Amos, Hans Zimmer, James MacMillan, Max Richter, John Rutter y otros muchos.

De la nota de prensa:

"In late 2024, the UK government proposed changing copyright law to allow artificial intelligence companies to build their products using other people’s copyrighted work - music, artworks, text, and more - without a licence. The musicians on this album came together to protest this. The album consists of recordings of empty studios and performance spaces, representing the impact we expect the government’s proposals would have on musicians’ livelihoods".

Recientemente, Ted Gioia se refirió a este movimiento (benéfico, por otra parte: todo lo recaudado con las ediciones físicas y digitales irá destinado a la organización sin ánimo de lucro Help Musicians) poniendo sobre la mesa el concepto de "canción protesta": "I keep hearing that protest music is dead—and has been losing momentum since the Vietnam War. But there’s now a new war, and it’s stirring up creators in every artistic idiom."

Fue leyendo ese artículo donde este otro comenzó a interpolarse en mi cabeza. Las preguntas, o los triggers, son muy básicos, pero igualmente complicados de contestar: ¿existe todavía la "canción protesta"? Si es así, ¿cómo se manifiesta? ¿Tiene algún tipo de impacto real más allá del mediático?

¿Es el "silencio" la protesta lógica para una era en la que ya no se escucha?

Paul McCartney publica una canción de dos minutos y cuarenta y cinco segundos (2:45") en completo silencio. No hay melodía, ni voz, ni rasgos reconocibles más allá de un rumor ambiental que parece el eco de un estudio vacío. El gesto no pretende ser vanguardista ni recuperar, de repente, a John Cage.

Viene a señalar, simbólicamente, que los espacios donde tradicionalmente se producía música (los estudios, los auditorios, los ensayos) están siendo desplazados por una infraestructura que no necesita ni tiempo, ni experiencia, ni contexto. El álbum mencionado más arriba reúne más grabaciones de lugares vacíos, como si se quisiera documentar un paisaje en retirada o directamente la desaparición progresiva de la música como "práctica humana".