Tengo que ser sincero: mi afán por consumir la música de Daniel Lopatin se vio mermado cuando en 2018 apareció 'Age Of', primer álbum donde el norteamericano coqueteaba (más que) parcialmente con el Pop. Mi idea de OPN había sido siempre una ligada a extensos arpegios, el rastro del Juno 60, la experimentación plunderphonica y cierto aire retrofuturista. Por alguna razón, aquella transición acabó desconectándome de la figura justo antes de su posicionamiento en el mainstream (gracias a su alianza como productor para The Weeknd y otros actos similares).
Entonces, para mí, 'Tranquilizer' es, ante que nada, una reconciliación con Oneohtrix Point Never. Su undécimo LP, editado en Warp Records y que ya resuena como uno de los discos electrónicos más relevantes del curso, me devuelve al sampling intencional, al "culture jamming" de 'Replica', el disco con el que más me identifico de toda su discografía. Pero no es sólo nostalgia; además, trae consigo una carga conceptual que impacta directamente en mi médula espinal.
Como una proyección corporativa que aparece sin avisar, o una simulación empresarial, Daniel Lopatin ha construido una obra sonora capaz de hablar de verdad del momento presente: captura nuestro instante de transición, liminal, sonando como un DM procedente desde el mundo previo a la automatización total, pero compuesta ya bajo su acecho.
¿Es un agente para la normalización de la IA generativa? ¿Es un terapeuta que nos ayudará en la transformación y la convivencia con estas nuevas herramientas sintéticas? ¿Está contribuyendo a fertilizar el terreno de la artificialidad? ¿Es 'Tranquilizer' su modo de emitir cierta resistencia y generar una escucha "crítica"?
No lo sé, pero en su entrevista con DAZED, dice, literalmente: "slop is what we do", haciendo hincapié en que ese SLOP "no es algo particular de la IA, salvo que te hayas despertado ayer". Lopatin piensa como yo: la cultura ya producía SLOP antes: jingles, música de librería, templates, etc.
Como si hubieran preparado una experiencia sonora y sensorial para que entendamos lo que viene, ¿sabéis? Te muestra el paisaje antes de que el espacio creativo y artístico se vea completamente poblado de SLOP. Antes de que la chatarra se imponga por completo. Esta vez, Lopatin no se queda en esa "deliberada excavación en los residuos sonoros" (esa resistencia de "no dejarse llevar por los samples que molan", saber extraer conducción de carpetas infinitas de hi-hats inútiles y esculpir hiperobjetos, básicamente, de mierda comprimida).
Es un disco, este 'Tranquilizer', ciertamente "SLOPtimista": el artista sabe que está componiendo desde un umbral que todavía no se reconoce como umbral, y a pesar de eso, nos demuestra que incluso recolectando SLOP humano, se pueden observar trizas de cierta "intención". No es el único que cree que de los desechos de la cultura humana, del reciclaje de ese "compost", emanarán las propuestas creativas más interesantes que están por llegar.
Experimentando con centenares de piezas de audio extraídas de una gigantesca librería de sonido disponible en "The Internet Archive", 'Tranquilizer' fue tomando forma a partir del cribado e interacción con la inmensidad de dicho archivo, resultando en un collage oculto dentro de un limbo digital de aparente valor residual, escondido entre líneas de código remotas cual cementerio poblado con samples olvidados.
–Raül Almeda.
