El pasado 10 de octubre de 2025, los tres fundadores del Sónar, Ricard Robles, Enric Palau y Sergio Caballero, anunciaron su salida del festival. La noticia llegó a través de una pieza prefabricada en La Vanguardia donde el titular rezaba "se bajan del barco". Salta a la vista que se camuflan ciertos detalles que podrían tirar por tierra el discurso de la "transición" o el "relevo generacional". Aunque a día de hoy no existen declaraciones al respecto de ninguno de los 3 fundadores del festival, yo prefiero hablar de un proceso de "desposesión" o "vaciado cultural".

Recordemos que desde mayo de 2018, Sónar pertenece a Superstruct Entertainment, conglomerado de macroeventos y festivales controlado (en su momento por Providence Equity Partners) actualmente por KKR, uno de los mayores fondos de inversión del mundo y, como ya sabemos, con lazos con el estado sionista de Israel. La operación se justificó en su momento como una forma de expansión y estabilidad, pero la conclusión 7 años después resuena hacia otras direcciones.

La marcha de los 3 tótems, al frente de la institución catalana durante 32 años, no hace más que confirmar ese proceso de "vaciado": es la última señal de pertenencia real, perdiéndose en el horizonte. A partir de ahora, la entidad ya podrá empezar su camino hacia la eficiencia "sin que nadie se tome las cosas de forma demasiado emocional".

La nueva etapa, encabezada por François Jozic, CEO de Centris Events y fundador de Brunch Elektronik, no promete ni una disrupción ni una recomposición. Más bien una gestión administrativa aséptica y una mentalidad puramente financiera. (Ni siquiera sabemos si el nombramiento de Jozic se traducirá en "rendimiento": recordemos que el empresario belga estuvo implicado en la polémica fundación y posterior desaparición de la "banca ética" NOA).

Sea como fuere, el caso Sónar es quizá es el mejor ejemplo que tenemos de cómo ceder primero para, a continuación, perder la total autonomía/soberanía cultural. Y por eso mismo, debemos seguir analizándolo; no para hacer leña del árbol caído sino para aprender a detectar los síntomas y las señales antes de que esto "nos vuelva a pasar".


POV: ¿El punto final a una metástasis y/o “vaciado cultural”? (Tres fundadores y una excavadora)...

¿Última fase del vaciado, metástasis o punto de no retorno? El festival Sónar llevaba años siendo gestionado más como un activo que como una "institución cultural". Los condicionales ya se observaban antes de la edición de 2025, pero sí es cierto que el poco relato que quedaba se esfuma con la marcha de sus 3 fundadores.

¿Qué queda ahora? El puro rendimiento, protocolos operativos y probablemente escalar y escalar productos. El lenguaje institucional puede hablar de "relevo generacional" pero el hecho es completamente otro: Sónar culmina su captura por el mercado financiero y el link (real, orgánico, conversacional) con el ecosistema cultural desaparece.

Ante este zarpazo final, ¿qué ocurre ahora con quienes defendieron la “impotencia” institucional?

Nadie se come entero sin haber empezado antes por los bordes.