¿La pregunta que más he recibido, en público y en privado, en los últimos meses? No es otro que esta: ¿alguna alternativa fiable a Spotify?

Las críticas hay que hacerlas y hay que ser insistente, pero hay que complementar y equilibrar con el vector propositivo. Spotify es el demonio, sí. Es un pararrayos de las majors, también. Su CEO invierte en armamento militar mientras la industria musical se cuece en la precariedad. Ok. Pero... ¿qué hacemos?

A esta pregunta existencial: respuestas técnicas y prácticas. Cambio por un momento mi tono habitual más especulativo para adoptar mi modo guía/tutorial y plantear una extensa "ruta de acompañamiento para salirse de Spotify". Incluyo de todo: desde respuestas a preguntas básicas, análisis de plataformas, un documento paso a paso para crear tu propio DSP y mucho más. Esta guía será de acceso público para cualquier lector: supongo que no tengo ni que explicar los motivos de esta decisión.

¿Por qué salirse de Spotify?

A esto contesto largo y tendido en mi última pieza sobre la compañía. Pero donde comen tres comen cuatro. Spotify es mucho más que una plataforma de escucha o consumo musical: es una infraestructura hegemónica de gestión del sonido y del deseo cultural. Se presenta como un servicio neutro, eficiente y personalizable, pero en realidad funciona como un sistema algorítmico opaco, extractivo y profundamente desigual, que reconfigura tanto las formas de creación como los procesos y hábitos de consumo del oyente.

Como bien sabrás, Spotify no remunera directamente a los artistas por lo que escuchas, sino por su proporción dentro del total global de streams. Esto quiere decir que incluso aunque solo escuches a artistas independientes, tu dinero sigue financiando a los más grandes: a Drake, a Taylor Swift, a Rosalía, a Bad Bunny y a los catálogos impuestos de las majors. El algoritmo no retribuye la escucha, se centra en optimizar lo hegemónico. Y a partir de 2024, si una canción no supera las 1.000 reproducciones anuales, simplemente no genera ningún ingreso para su autor.

A esto se suma la práctica cada vez más frecuente de infiltrar artistas fake en las playlists más exitosas: composiciones genéricas encargadas por la propia plataforma (o sus intermediarios) para evitar pagar derechos de autor. En muchos casos, estas canciones no solo están interpretadas por músicos invisibles, malpagados y desechables: también empiezan a ser generadas por IA, entrenada con el trabajo de esos mismos artistas a los que ha reemplazado.

Esta lógica ha desembocado en una nueva forma de música degradada: el SLOP musical. Un tipo de contenido sin narración, sin tensión estética, sin contexto reconocible. La plataforma promueve estados de ánimo como Deep Focus, Chill Beats o Mood Booster. No hay un proyecto artístico detrás de estas listas, sino un objetivo único: la retención. Cuanto más indistinguible sea la música, más fácil es programarla, reemplazarla y monetizarla. Spotify va en busca de ese flujo sonoro constante que encuentre en oyentes cada vez más pasivos su perfecta sincronía.

El sistema está diseñado para expulsar todo lo que no encaje con su lógica de crecimiento sin fricciones. Cualquier intento de adaptación (entrar en playlists, invertir en promoción, ceder en derechos) solo refuerza la arquitectura de base. El artista independiente, si quiere sobrevivir ahí dentro, debe mimetizarse con lo que ya triunfa. El oyente, si no se esfuerza activamente en romper la burbuja, será alimentado con los mismos productos prefiltrados, prefabricados, reciclados y despojados de todo conflicto.

Hace unos años, salirse de Spotify podría haber sido visto como una respuesta romántica o nostálgica. Pero en estos no es otra cosa que una respuesta racional, política y necesaria para contraatacar a un ecosistema pensado debilitar la autonomía del creador y adormecer el criterio del oyente.

Memética inspirada en el personaje de Daniel Ek, CEO de Spotify.

Oyentes: ¿Dónde escuchar música sin la culpabilidad de estar contribuyendo a un sistema manipulado y perverso?

¿Volver a comprar físico? ¿Invertir en adquirir vinilos de artistas emergentes? El formato físico resiste y asciende progresivamente en ventas y oferta cada año, aunque los precios por ejemplar no dejan de inflarse. La necesidad de las grandes discográficas por prensar muchas versiones de los álbumes de sus estrellas (e iconos clásicos) es capaz de saturar la demanda en las pocas fábricas operativas en todo el mundo. Y los artistas, de cualquier envergadura, necesitan capitalizarse a través del merchandising ya que el streaming no cumple ninguna expectativa. Aún así (a pesar de la sobrecarga), siempre recomendable volver a una escucha relajada, contextualizada y que no devalúe sistemáticamente la obra musical.

¿Soulseek? ¿Volver al P2P y personalizar un reproductor de Winamp o VLC? Alternativas todavía posibles. Ojalá volvieran los BitTorrent trackers privados como What.CD y similares. Allí se alojaban colecciones de música digital equivalentes a la Biblioteca de Alejandría. También hay gente que sigue persiguiendo la experiencia MySpace (aunque sea con clones) o incluso el placer de compartir música en Tumblr (en la edad dorada del microblogging).

Sólo estaba recordando por un momento los tiempos en los que Spotify no era la única forma de acceder a música. Tan grande ha sido la influencia del servicio, que hay sectores de público que directamente observan la marca como el portal hacia su experiencia de consumo musical. Spotify es la música.

Si existen alternativas válidas, éticas o simplemente alternativas es probablemente la pregunta que más he recibido en los últimos meses. La respuesta es que sí: existen alternativas reales que permiten escuchar sin ser parte activa de un sistema que precariza, manipula la atención y aplana la cultura.

A continuación os presento diferentes opciones; divididas por tipo de experiencia y nivel de compromiso.

DISCLAIMER: ya que Apple Music y Amazon Music son relativamente idénticas a Spotify y ni tenemos ni vamos a tener ningún tipo de condicionamiento que apunte a esas enormes big tech, omitimos a partir de este momento y en lo que queda de guía la aparición o recomendación de susodichos servicios/DSPs.

→ BANDCAMP

⚉ ¿Qué es?

Bandcamp es una plataforma de compra directa de música. Puedes escuchar en streaming las canciones que compras, seguir a artistas y sellos, y acceder a ediciones físicas o digitales exclusivas. Lleva más de una década siendo el bastión real de la música independiente en todo el mundo, aunque recientes adquisiciones y reventas (primero por Epic Games y luego a Songtradr, actual dueño) han mermado el espíritu de la plataforma.

⚉ Ventajas:

  • Pago directo a artistas (en promedio reciben el 82% de lo que pagas).
  • Funciona simultáneamente como archivo, red social y tienda.
  • Sistema de colecciones, seguidores y mensajes directos.
  • Su portal editorial, Daily Bandcamp, es posiblemente uno de los mejores medios musicales del planeta.

⚉ Limitaciones:

  • No es una app de streaming fluido. De hecho, tiene un límite de escuchas.
  • Hasta hace poco no permitía crear playlists fácilmente (había que recurrir a workarounds con extensiones o apps tipo Bandcamp Collection Manager), pero la plataforma ya está probando esta feature oficialmente.
  • Interfaz menos atractiva para escucha pasiva.

→ SOUNDCLOUD

⚉ ¿Qué es?

SoundCloud es una red social sonora y plataforma de publicación abierta. Permite subir, comentar, compartir y descubrir música nueva directamente de los creadores.

⚉ Ventajas:

  • Gran base de música inédita, remixes y bootlegs.
  • Comentarios sincronizados en la waveform.
  • Comunidad activa en géneros como Electrónica, Rap, Experimental, etc.

⚉ Limitaciones:

  • Interfaz algo caótica.
  • Versión gratuita incluye anuncios y no permite descarga.
  • Limitaciones técnicas en la calidad de audio.

→ TIDAL / QOBUZ / DEEZER

⚉ ¿Qué es TIDAL?

TIDAL es una plataforma de streaming lanzada en 2014, inicialmente propiedad de un colectivo de artistas liderado por Jay-Z (o Prince) y que la posicionó como "la alternativa justa para músicos" o "la plataforma controlada por los artistas". Aunque mucho de eso fuera puro storytelling. En 2021, la mayoría de su propiedad fue adquirida por Block Inc. (antes Square), empresa de pagos digitales dirigida por Jack Dorsey (ex CEO de Twitter). Tiene un enfoque en calidad de audio (HiFi, MQA), vídeos, y contenido exclusivo de artistas. Además, intenta priorizar artistas minoritarios.

⚉ ¿Qué es QOBUZ?

QOBUZ es una plataforma francesa, nacida en 2007. Especializada en audio de alta resolución (Hi-Res) y con un perfil editorial más serio (reseñas, libretos, curaduría). Opera bajo un modelo de suscripción y de venta directa (descargas sin DRM). Se posiciona como "pro-calidad" y "pro-artista", pero sin una estructura cooperativa o poscapitalista real. Destaca su cuidado por la música clásica y el Jazz.

⚉ ¿Qué es DEEZER?

DEEZER es otra plataforma francesa fundada, también, en 2007. Ha sido una de las pioneras del streaming legal en Europa. Ofrece un catálogo global, integración con sistemas de sonido (como Sonos), letras sincronizadas, etc. Tiene inversores como Orange y Access Industries (mismo fondo que controla Warner Music). Además cuenta con Flow, su sistema de recomendación propio a través de IA.

⚉ ¿Qué ofrecen?

Catálogo completo, sonido HiFi (alta fidelidad), algunas prácticas de reparto más transparentes (TIDAL experimentó con modelo user-centric en algunos países), más atención al detalle sistemas de recomendación propios.

RADIOS y CURATORSHIP INDEPENDIENTE

⚉ Ejemplos recomendados:

⚉ Ventajas:

  • Programas prescritos por humanos.
  • Diversidad estética y cultural real.
  • Descubrimiento libre de sesgos algorítmicos.
  • En algunas de las opciones, clubes de miembros con merchandising exclusivo y otros goodies.

⚉ Limitaciones:

  • No hay control sobre el track exacto que suena.
  • Algunas radios no tienen app o archivo on-demand.

→ YOUTUBE MUSIC + OPEN SOURCE

⚉ ¿Qué puedes usar?

  • NewPipe (para Android) o FreeTube (para escritorio): son aplicaciones FOSS (Free and Open Source Software), es decir, software libre y de código abierto. Esto significa que no dependen de Google, no incluyen anuncios y no recopilan tus datos. Son desarrolladas por comunidades independientes y pueden usarse sin cuentas ni seguimiento. También puedes usar el navegador Brave, que te permite implantar un adblock por defecto y así solventar el incómodo parón de reproducción al bloquear la pantalla.
  • YouTube Music (versión oficial, suscripción): tiene catálogo completo, opción gratuita con anuncios y modalidad premium sin anuncios ni restricciones.

⚉ Ventajas:

  • YouTube tiene el archivo musical más grande del mundo: incluye álbumes, remezclas, rarezas, directos y versiones no oficiales. Además de canales de curators ultra-especializados.
  • Puedes crear playlists propias, compartir enlaces, explorar por canal o temática.
  • Las apps FOSS (Free and Open Source Software) permiten escuchar desde YouTube sin entrar a la plataforma, esquivando la publicidad y el algoritmo personalizado.

⚉ Limitaciones:

  • La versión oficial gratuita tiene publicidad intrusiva y no permite reproducción en segundo plano.
  • YouTube está controlado por Google, y su modelo es extractivo y basado en vigilancia.
  • La experiencia visual puede distraer o interferir con una escucha más consciente.

→¿NAPSTER?

⚉ ¿Qué es?

No, no es la antigua Napster que revolucionó la industria musical como la primera gran red P2P. Actualmente es una plataforma de streaming por suscripción, sin tier gratuito, que retribuye mucho mejor a los artistas y tiene intenciones de desplegar productos e infraestructura relacionada con Blockchain y Web3.

⚉ Ventajas:

  • Payout alto: entre 1.9 y 2.1 céntimos por stream, muy superior a Spotify.
  • Sin tier gratuito: modelo solo premium favorece mejores ingresos.
  • Web3 emergente: ofrece tokens, NFTs y poder para los fans.

⚉ Limitaciones:

  • Base de usuarios limitada: no es mainstream, por tanto mucho menos alcance.
  • Modelo pro-rata: aunque paga mejor, sigue siendo pago proporcional a total de streams.
  • Pendiente de adopción real: muchas promesas aún no lanzadas oficialmente.

Artistas: ¿Dónde publicar sin disolver vuestra autoría?

Para muchos artistas independientes, desaparecer del ecosistema de Spotify es sinónimo de pérdida de oportunidades. Presencia, posicionamiento, capitalización, visibilidad... Otros, los controlados por las majors, ni aunque quisieran podrían poner un pie fuera del entramado. La compañía es el brazo algorítmico de las tres grandes discográficas (Universal Music Group, Sony Music y Warner Music) y dirige el cartel que ellas sostienen con sus suministros (contenido, catálogo, etc).

Lo habitual es encontrarse en un callejón sin salida; entre la espada y la pared. No estar disponible en Spotify es literalmente como dejar de existir en la industria musical. Pero nadie dijo que fuera fácil; es probable que con el proceso de "eshittification" de la plataforma y la venida del SLOP musical se produzca poco a poco un éxodo hacia modelos más justos, rentables y transparentes para los artistas. Aparecerá quizá DSPs más nicho, girando alrededor de comunidades activas y con menos expectativas o vocación globalizadora.

Por ahora, esta es la parte propositiva más pobre en cuanto a alternativas; existen fórmulas, no todo depende del streaming, se pueden priorizar modelos sostenibles, plataformas que repartan con más justicia y espacios donde la música conserve su sentido como obra (no como métrica o asset). Pero la realidad es más pesada de lo que imaginamos: las oportunidades son ínfimas (estando o no estando en Spotify) y hoy más que nunca todo depende de que el artista sepa cómo gestionar su personalidad artística, sus productos y la relación con sus fieles.

En cualquier caso: aquí van algunas alternativas si eres artista y quieres retirar tu música de Spotify.

→ BANDCAMP

⚉ ¿Qué ofrece?

Plataforma de venta directa de música digital y física. Puedes subir álbumes, singles, merch, ofrecer descargas gratuitas o a precio libre. Ingresos inmediatos: Bandcamp se queda el 10–15% de cada venta (el resto es tuyo).

⚉ Ventajas:

  • Control total sobre precios, presentación y datos.
  • El 82% de lo que paga el oyente llega al artista (incluso más en la iniciativa ya consolidada Bandcamp Fridays).
  • Funciona como archivo cultural y espacio para conectar con oyentes afines y posiblemente activos.

⚉ Limitaciones:

  • Lo mismo que para el oyente: no es una plataforma de streaming continuo.
  • No hay algoritmo que te promocione: requiere comunidad o visibilidad previa.
  • Descubrimiento limitado si no hay estrategia externa.

→ ¿ALTERNATIVAS A BANDCAMP? ¿EXISTEN?

Pues claro. A pesar de que Bandcamp resiste años y monotonía estratégica como ninguna otra empresa en la industria musical, recientemente han brotado versiones del mismo concepto que buscan mantener la misma vocación pero incorporan nuevas posibilidades.

⚉ ¿Qué es Nina Protocol?

Nina Protocol es una infraestructura descentralizada para publicación y archivo de audio, construida sobre la Blockchain de Solana. A diferencia de una plataforma convencional, Nina es, como avisa su nombre, un protocolo: un conjunto de herramientas y estándares abiertos que permiten a desarrolladores y artistas montar sus propias interfaces o comunidades encima.

⚉ Factores diferenciales:

  • Sin algoritmos de recomendación ni feeds centralizados.
  • Archivos de audio se publican como objetos permanentes (publications) en una cadena pública, con metadata accesible.
  • Se puede enlazar a un sitio externo o utilizar plataformas derivadas como nina.market.
  • Monetización directa, sin intermediarios: los oyentes pueden pagar a los artistas sin pasar por sistemas pro-rata.
  • El ownership no es exclusivo, sino público: es un archivo accesible que fomenta la redistribución, no la propiedad privada.

⚉ Ventajas:

  • Protocolo verdaderamente descentralizado.
  • Infraestructura que favorece la autonomía cultural.

⚉ Limitaciones:

  • Requiere cierto conocimiento técnico.
  • Ecosistema pequeño aún, interfaz cruda y algo aburrida.
  • Depende de Solana (cuestionada por su nivel de centralización frente a otras redes Blockchain).

⚉ ¿Qué es Subvert?

Subvert es una plataforma nacida en 2024 que ofrece un espacio de publicación de música y contenido cultural sin algoritmos, sin feeds, sin formatos fijos y sin métricas públicas. Su lema es "música sin audiencia", en el sentido de que el éxito no se mide en números, sino en conexiones contextuales. Ya se autodenominan "el sucesor de Bandcamp de propiedad colectiva"...

⚉ Factores diferenciales:

  • Permite publicar música, textos, vídeos, imágenes o links.
  • Cada publicación es un objeto único, sin contadores de likes, plays ni seguidores.
  • Cualquiera puede buscar, pero no hay trending topics ni listas.
  • Enfocada en artistas y colectivos que buscan "descomercializar su práctica".

⚉ Ventajas:

  • Rechazo total del modelo extractivo basado en atención y métricas.
  • Alta libertad formal: se puede publicar lo que se quiera, sin restricciones de formato.
  • Código abierto, "autohospedable".

⚉ Limitaciones:

  • No es una plataforma de monetización directa (por ahora).
  • Ecosistema en beta; no hay apps móviles aún.
  • Modelo más próximo al arte conceptual que a la distribución masiva.
*Conviene destacar, en esta misma línea, dos plataformas similares y que quizá pueden aportar más amplitud a este bloque: Sound.xyz y Catalog, ambos modelos Web3/Blockchain.

→ RESONATE

⚉ ¿Qué es Resonate?

Resonate es una plataforma cooperativa de música (una persona, un voto). Tiene un modelo "Stream2Own": tras 9 reproducciones pagadas (que aumentan progresivamente), el oyente adquiere el tema y puede escucharlo sin coste adicional. Toda ganancia se reparte entre artistas y usuarios-miembros.

⚉ Ventajas:

  • Más transparencia, sin algoritmos opacos.
  • Promueven valor por escucha real, no por viralidad.
  • Alternativas éticas y sostenibles para nichos activos.

⚉ Limitaciones comunes:

  • Audiencia reducida.
  • Poco soporte técnico y promoción.
  • Aún sin infraestructura para artistas grandes o lanzamientos masivos.

→ SOUNDCLOUD + AUDIUS

⚉ ¿Qué es SoundCloud?

SoundCloud es una plataforma de publicación abierta. Puedes subir sin distribuidora, recibir comentarios, organizar tus tracks y compartir fácilmente. Su sistema de monetización es débil (excepto con SoundCloud Premier, limitado a ciertos territorios). Es el lugar ideal para publicar demos, previews, mixes o construir expectativas.

⚉ ¿Qué es Audius?

Audius es una plataforma descentralizada basada en Blockchain. Tiene un modelo híbrido de reproducción y tokens (moneda propia). Promete gobernanza colectiva y transparencia, pero tras años activos, aún se puede considerar "experimental".

⚉ Ventajas comunes:

  • Libertad total sobre el contenido.
  • Herramientas de comunidad integradas.
  • Buenas para publicar contenido no oficial, versiones, edits, etc.

⚉ Limitaciones comunes:

  • Ingresos bajos o nulos.
  • Difícil de rentabilizar sin una comunidad detrás.
  • Algoritmos inestables o inexistentes para recomendación real.

→ PATREON, SUBSTACK, NEWSLETTERS Y RELACIÓN DIRECTA "ARTISTA-FAN"

Los dos grandes núcleos de la conocida "creators economy": Substack y Patreon. Allí donde cientos de miles de "creadores" en todo el mundo intentan a diario fidelizar a esos 100 fans que les ayudarán a sostenerse y a "poder vivir de su arte".

La promesa, como en cualquier nuevo paradigma tecnológico, era ilusionante. Tras años de saturación de mercado, lo que tenemos es un panorama completamente precario y descompensado donde acaba ocurriendo lo de siempre. Que unos pocos ganan mucho y otros muchos sostienen con su gasolina susodichas plataformas peleándose por céntimos.

⚉ ¿Qué permiten?

  • En el caso de los artistas musicales: compartir canciones, procesos, notas de audio o álbumes completos enviados directamente por correo electrónico.
  • Convertir la escucha (de nuevo) en una experiencia contextual.
  • Crear modelos de suscripción, preventa o apoyo directo.

⚉ Ventajas:

  • Contacto directo sin intermediarios.
  • Construye lealtad a largo plazo en vez de consumo rápido.

⚉ Limitaciones:

  • Requiere tiempo, curaduría y gestión.
  • No hay descubrimiento externo: la comunidad hay que cultivarla.
  • Limitado para lanzamientos masivos o comerciales.
  • Limitaciones de diseño y personalización de marca cercanas a lo ridículo.
*Aquí conviene que destaquemos la plataforma Vault.fm como una alternativa activa aunque por ahora muy embrionaria de este mismo modelo basado en el apoyo directo artista-fan. Comandada por James Blake, ya hablé de ella en el pasado.
Memética inspirada en el personaje de Daniel Ek, CEO de Spotify.

→ CIRCUITO IRL: RADIOS, ZINES, COMUNIDADES FÍSICAS, COLECTIVOS LOCALES...

Claro, hay quienes ante el revuelo alrededor de Spotify optarán por volver a pisar el suelo. Quiero decir: reactivarse en aquello que antes nos protegía, las redes culturales vivas. Los tejidos no digitales. La clásica idea de "generar escena". Habrá artistas que buscarán otra legítima salida fuera de cualquier cuello de botella binario, evidenciando su rechazo a las estadísticas, la escalabilidad y el maldito engagement.

Podemos plancharnos nuestros vinilos; podemos imprimirnos nuestros fanzines; alquilar un taller de serigrafía y tirarnos 25 camisetas para vender en el próximo concierto en otra sala local. Podemos recuperar copias no vendidas de algún álbum pasado y ponerlas en Discogs, a ver si algo se mueve. Incluso podemos recuperar aquella idea que está cogiendo polvo en alguna libreta y por fin maquetar ese poemario íntimo que acompañará a nuestro nuevo EP.

⚉ Más ejemplos básicos:

  • Optar, interaccionar y transitar editoriales/discográficas independientes con catálogo físico (vinilo, casete, CD).
  • Ganar presencia lateral (se refiere a ganar y servir opinión, dejarse ver y generar contenido no explícitamente vinculado a tu obra artística) a través del circuito de pódcasts o programas de radio tradicionales (Radio 3, etc).
  • Fanzines y comunidades locales que todavía recomiendan sin la intermediación de algoritmos. (Existen, sí).
  • Volver a la circulación en tiendas de discos físicos; entablar nuevas amistades alrededor de la escucha, la curiosidad y el gusto por lo desconocido.

⚉ Ventajas:

  • Espacios donde la música circula con sentido y comunidad.
  • Visibilidad curada por afinidad y proximidad.
  • Tratar con formas de archivo que son mucho más resistentes que el stream.

⚉ Limitaciones:

  • Lenta expansión y visibilidad posiblemente pobre y sin dirección clara.
  • Poco monetizable a corto plazo.
  • Requiere presencia, vínculos, tiempo y recursos.
Memética inspirada en el personaje de Daniel Ek, CEO de Spotify.

DIY: ¿Podemos montarnos nuestro propio Spotify? + EXTRAS

¿Qué tal ese sueño de devolver la escucha musical al ámbito 100% privado? Es decir: que cuando consumas algo no tenga incidencia en ningún sistema, que tus hábitos/gustos no se canalicen como datos y nuestras elecciones no influyan en la comunidad artística. Perderíamos mucho, sí, pero el oyente volvería a estar protegido por una capa de intimidad que ya parece imposible recuperar. ¡NO QUIERO QUE NADIE SEPA LO QUE ESCUCHO!

Entre otras cosas, Spotify nos está prestando una tecnología para que podamos consumir su basto catálogo de música y otras aberraciones, mientras funciona como intermediario entre las discográficas y el pueblo raso. ¿Cómo suena construir tu propia tecnología y no tener que alquilársela a nadie?

Aquí hay algunas herramientas libres, soluciones prácticas y opciones para tener tu archivo, tu nube y tu escucha sin depender de este tipo de plataformas extractivas.


→ NUBE + REPRODUCTOR = TU PROPIO STREAMING PERSONAL

Volvamos atrás dos décadas, sin importarnos por un momento dónde hemos conseguido nuestra colección de gigas y gigas de música en formato digital (mp3/Wav/FLAC). ¿Qué tal poder acceder a ella desde cualquier dispositivo?

⚉ Esquema básico:

  1. Organiza tu colección de música en carpetas (por artista, álbum, etc).
  2. Sube todo a un servicio de almacenamiento en la nube. Ya sabes: los Dropbox, iCloud, Google Drive...
  3. Usa un reproductor compatible para acceder a ella desde tu smartphone o navegador.

⚉ Opciones recomendadas:

  • pCloud (pago único vitalicio, servidores en Suiza, buena privacidad)
  • Reproductores móviles:
    • Symfonium (Android, pago único, muy funcional)
    • Spiral (opción alternativa)
  • Reproductores en escritorio:

⚉ Ventajas:

  • No dependes de ninguna plataforma para escuchar lo que ya tienes o tendrás.
  • Accesible desde smartphone, tablet o PC.
  • Control total del archivo, sin publicidad, ni vigilancia, ni extracción de datos.

⚉ Limitaciones:

  • No tiene sistema de recomendaciones ni descubrimiento externo. Eres tú y tu música, como antes.
  • Requiere organización manual de carpetas, tags, portadas.
Memética inspirada en el personaje de Daniel Ek, CEO de Spotify.

→ AUTOHOSPEDAJE: TU PROPIO SPOTIFY (DE VERDAD)

El siguiente nivel es ponerse a crear tu propio Spotify. Sí, con tu propio servidor y un software que ejecute la experiencia del streaming. Esto está destinado a 1) muy curiosos 2) valientes y 3) usuarios con un nivel técnico alto.

De hecho, te traigo un poco más abajo un tutorial completo para Navidrome y Docker que J ESC ha diseñado para esta plataforma.

⚉ ¿Qué necesitas?

  • Un servidor casero o una Raspberry Pi (encontrarás cientos de tutoriales en Internet y YouTube para este menester).
  • Un software que convierta tu colección en una app de streaming.

⚉ Plataformas recomendadas:

Navidrome (servidor ligero, ideal para Pi), Koel (UI tipo Spotify), Jellyfin (suite multimedia).

⚉ Ventajas:

  • Puedes acceder a tu música como si fuera un Spotify privado.
  • Multidispositivo, multiusuario, sin límites ni costes extra.
  • Total privacidad y personalización.

⚉ Limitaciones:

  • Requiere conocimientos básicos de instalación y configuración.
  • Necesita una conexión estable y mantenimiento ocasional.

→ TRANSFERENCIA Y MIGRACIÓN DE PLAYLISTS

Es lo que más dudas genera cuando se plantea el dilema de si dejar de usar Spotify. La comodidad y las playlists que ya tenemos hechas y almacenadas. Pero para todo hay soluciones ahí fuera: si queremos dejar de contribuir con nuestro dinero y tiempo a este sistema manipulado, aquí encontrarás cómo transferir tus listas de reproducción.

Herramientas útiles: SongShift (iOS, transfiere playlists entre los diferentes servicios y DSPs), FreeYourMusic (migración entre más de 20 plataformas, con app de escritorio y smartphone), Soundiiz (conversor web muy completo).

⚉ Ventajas:

  • No tienes que perder toda tu labor de curatorship en Spotify.
  • Ahorra tiempo y frustración.
  • Algunas apps permiten actualizaciones automáticas y en tiempo real entre servicios.

⚉ Limitaciones:

  • Algunas versiones completas son de pago.
  • No todos los tracks se transfieren y existen conflictos entre los catálogos de los diferentes servicios.

SCROBBLING Y ESTADÍSTICAS SIN GOOGLE NI SPOTIFY

¿Que quieres registrar y analizar tus datos de escucha pero quieres hacerlo únicamente tú? ¿Sin entregar tu excedente conductual a corporaciones de dudosa ética? Perfecto, también hay algo para ti.

⚉ ¿Qué es el scrobbling?

Proceso que registra lo que escuchas, cuándo, y cómo, para generar informes tipo Wrapped pero sin explotación comercial.

⚉ Plataforma recomendada:

  • ListenBrainz (del proyecto MetaBrainz, libre, sin venta de datos)
    • Puedes integrarlo con reproductores libres o subir tu historial.
    • Puedes seguir usuarios, ver coincidencias, exportar datos.

⚉ Ventajas:

  • Historial personal de escucha independiente de cualquier plataforma.
  • Comunidad basada en gustos reales, no en tendencias de mercado.
  • Alternativa ética a Last.fm o Spotify Wrapped.

⚉ Limitaciones:

  • Requiere instalación o integración manual.
  • No tiene app propia, es complementario.

→ MODS, HACKS Y USO PRAGMÁTICO

Habrá quienes no les de la gana dejar Spotify y quieren directamente seguir haciéndolo pero imponiendo sus propios términos y de paso hacerle una peineta al sistema. Fine. Es la típica opción que viene tras la pregunta común de "¿Y si lo hackeamos?"

⚉ Ejemplo clave:

  • Revanced Spotify (antes Vanced): versión modificada de Spotify para Android que elimina anuncios, limita seguimiento y permite funciones premium. Como alternativas, está Metrolist.

⚉ Consideraciones éticas:

  • No aporta ingresos a artistas (OBVIO).
  • Puede considerarse un paso intermedio hacia otras formas de escucha.
  • No es una solución sostenible, pero sí pragmática para algunos perfiles.

⚉ Advertencias:

  • Algunas de estas apps pueden ser bloqueadas o requerir instalación manual (APK).
  • No están disponibles en tiendas oficiales.
  • Tendrás que sumergirte en detalles técnicos para conseguir un óptimo funcionamiento.

Apéndice I: Factores que no podremos cambiar "jamás" (alta dosis de sinceridad)...

Salir de Spotify es un gesto político, práctico, simbólico y, en estos momentos, prioritario. Pero esta decisión, si se ejecuta, se topará con límites estructurales (más allá de la supresión de nuestra habilidad para tener conciencia de clase o reaprender a colectivizarnos).

Te soy muy sincero, sin querer con ello que te tomes esto como mi resignación personal: hay realidades del ecosistema musical actual que no vas a modificar de forma inmediata. No reconocer que existen estas barreras intangibles sería irresponsable. Aquí enumero algunas simplemente para no construir un relato ingenuo o que esta iniciativa se confunda con un optimismo forzado.


1. El catálogo mainstream sigue cautivo...

Spotify es la plataforma de referencia para el 90% del público global no especializado. Pero recuerda lo más importante: es el canal operativo de las majors. Universal, Sony y Warner no solo licencian sus catálogos a Spotify, sino que son también accionistas directos o indirectos en su estructura. Mientras esta simbiosis se mantenga, la música mainstream no saldrá de ahí. Si un artista firma con una major, su presencia en Spotify no es opcional. Para acceder a Beyoncé, Rosalía o Kendrick Lamar, la plataforma es (y seguirá siendo) la autopista central. Pedirle a esos artistas que abandonen Spotify sería pedirles que renuncien a los términos de sus propios contratos.

2. La audiencia no se va a mover contigo

La mayoría de oyentes no buscan ética, ni activismo y ni mucho menos complicarse la vida. Spotify ofrece una experiencia integrada, funcional y adictiva. Tiene playlists infinitas, control por voz, integración con dispositivos inteligentes, estadísticas gamificadas y descubrimiento constante. Aunque expliques sus prácticas, aunque argumentes con cifras, el grueso de usuarios no va a salir de ahí a corto plazo. Y esto es importante para los artistas: salir de Spotify implica una pérdida inmediata de alcance estadístico. Significa desaparecer de la lógica de visibilidad que organiza y es transversal a la industria. Hay que estar preparado para asumirlo.

3. La escucha instantánea es adictiva por diseño

Spotify ha reconfigurado el deseo de escucha. Ha sustituido la selección consciente por la gratificación automática. Ya no escuchamos álbumes y obras completas: escuchamos vibes, ambientes, mood playlists. Ya no recordamos autores: recordamos títulos genéricos como Chill Vibes. Esta transformación ha sido deliberada. La plataforma no quiere que saltes a otra app. Por eso incluye pódcasts, audiolibros, recomendaciones hiperpersonalizadas y hasta ruido blanco. Spotify quiere ser el lugar donde tu tiempo sonoro se convierte en una captura total.

4. La crítica a Spotify es marginal en el discurso dominante

Pese a mi insistencia y la de otros compañeros, las investigaciones de periodistas como Liz Pelly, o a las protestas y renuncias esporádicas de artistas más o menos relevantes, el modelo Spotify no está culturalmente cuestionado. Incluso entre medios especializados o fans exigentes, la práctica de compartir enlaces a Spotify sigue siendo la norma habitual. A veces, ni los propios artistas conocen bien el modelo de reparto o las condiciones que aceptan sus distribuidoras. Spotify ha logrado instalarse como sinónimo de música, y cualquier crítica profunda requiere desmontar años de naturalización tecnológica.

5. Las alternativas no tienen ni los medios, ni la escala, ni la interfaz

Bandcamp, Resonate, Navidrome, Soundiiz o cualquier otra herramienta ética y libre no dispone de los recursos económicos, técnicos o humanos para competir en igualdad de condiciones. Ninguna alternativa tiene el presupuesto de Spotify, sus equipos de ingeniería, sus partnerships o su influencia. Y eso tiene consecuencias prácticas. Hay bugs, hay límites de catálogo, hay procesos manuales y una dedicación técnica que en muchos casos no estamos dispuestos a ofrecer. La experiencia nunca será idéntica.

Memética inspirada en el personaje de Daniel Ek, CEO de Spotify.

Apéndice II: algunas de las utopías más frecuentes...

Tras repasar algunos obstáculos casi permanentes del ecosistema y sobre los que será difícil pasar, es el momento de repasar algunas de las utopías más frecuentes. Con "utopías" me refiero a las alternativas que suelen surgir en algunas conversaciones y que ilusionan pero todos los implicados saben que es complicado llegar hasta ellas.

Como vengo diciendo, Spotify es un elemento hegemónico y ya forma parte del imaginario colectivo, además de ser el principal distribuidor certificado para el consumo musical global. Este tipo de rutas pueden hacerse realidad en miniatura o a una escala muy baja, pero costará mucho esfuerzo y construcción colectiva que lleguen a amenazar al servicio. Ordenadas de más probable a menos probable:

⚉ Bandcamp como núcleo de tu archivo cultural.

A pesar de sus desajustes y vaivenes en cuanto a la propiedad de la plataforma, Bandcamp sigue siendo uno de los pocos lugares donde el artista define el precio, la presentación y la relación con sus oyentes. Si se logra sostener su estructura cooperativa o migrar hacia una gobernanza comunitaria (como Resonate), puede convertirse en el núcleo ético del archivo musical de cualquier artista independiente.

⚉ Proyectos físicos y contextuales como columna vertebral.

Muchos sellos están reforzando su identidad a través de ediciones limitadas, drops exclusivos, vinilos personalizados, generación de escasez o contenido editorial comprometido a través de boletines o newsletters. Este es el tipo de circuitos que no busca escalar desenfrenadamente, sino que se solidifiquen los vínculos culturales específicos. Festivales de nicho, emisiones de radio comunitarias, conciertos en espacios autoorganizados y canales de directos en vídeo como ahora Substack pueden reconfigurar la escucha como práctica contextual.

Streaming comunitario: ¿es una utopía construir redes descentralizadas?

La proliferación de mencionadas herramientas como Navidrome, Funkwhale o Koel demuestra que es posible tener tu propio DSP sin vender tus datos ni pagar comisiones. A medida que estas herramientas mejoren su interfaz y se conecten entre sí, podrían conformar una infraestructura de escucha distribuida, donde cada usuario aloja, comparte y accede a su archivo sin pasar por centros extractivos.

¿El problema? Que esta práctica, si se extiende, debería ir acompañada de una fuerte inversión en compras físicas o merchandising de los artistas ya que desviaría mucho volumen de consumo que hoy en día se centraliza en las plataformas como Spotify.

Existe una opción de servicio de streaming descentralizado como tal: Tune.fm, una plataforma basada en Hedera Hashgraph y fundada por los hermanos Andrew y Brian Antar. Su objetivo es pagar a artistas en micro-pagos instantáneos mediante su token nativo, JAM, ofreciendo además NFTs, coleccionables digitales y experiencias exclusivas a los fans.

Con este modelo se gana transparencia y eficiencia en los pagos, pero se entra en la arriesgada dimensión de los tokenomics especulativos (JAM depende de la confianza inversora. Si el token pierde valor, la retribución también cae).

⚉ ¿Y si llenamos Spotify de "nuestro propio ruido"?

Este, aunque parezca insólito, es un acto reflejo muy común: ¿y si comienzo a subir música a Spotify que es literalmente ruido? O mejor: ¿y si comenzamos todos a hacer lo mismo a modo de rebelión silenciosa? Ruido blanco, interferencias o discursos subversivos en masa directo a Spotify. Suena genial sobre el papel. El objetivo no sería en ningún caso confundir al oyente. El objetivo está en al algoritmo: forzar al sistema a tragar contenido que no puede categorizar. Sabotaje sonoro como forma de protesta al estilo del "Audio Poisoning".

Sería una forma brusca (y también poética) de recordarle que Spotify no es neutral. Si millones de bots pueden inflar streams falsos, si los sellos generan música IA para farmear ingresos, ¿por qué no usar la misma lógica como contraataque cultural? Sacrificaríamos la escucha y la visibilidad, pero mandaríamos un mensaje muy poderoso. ¿La realidad? Que los propios modelos de IA y los algoritmos aprenderían a detectar este tipo de resistencia con la misma facilidad que han aprendido a hacer música de forma generativa.

Apéndice III: Porque no es tan fácil irse como parece... ¿Uso táctico de Spotify?

Spotify es también una monumental infraestructura para la supuesta visibilidad y abandonarla del todo equivale, para muchos, algo parecido a una autoextinción. Muchos creadores (sobre todo podcasters o divulgadores) no tienen otra fuente de descubrimiento o crecimiento orgánico. Y existe algo inherente que muchas veces no se tiene en cuenta: se concibe la difusión como una autopista y no como una carretera de un sólo sentido.

Hoy en día hay patrones de marketing completamente consolidados. Si hubiera una lista de ellos, el "broadcast on every possible channel" estaría en la cima. Pero lleva consigo una trampa importante: eso de "estar en todas partes", en algunas ocasiones acaba diluyendo el alcance más que ampliándolo. Sin hablar del coste energético y pérdida de control que puede acarrear la difusión simultánea en múltiples plataformas.

¿Puede haber un término medio entre la coherencia y la difusión? ¿Un rango de posición intermedia? Algunos artistas, en lugar de desaparecer por completo, están adoptando estrategias de presencia mínima y simbólica: subir una sola pista que conduce directamente a Bandcamp, usar la biografía para explicar su posición ante Spotify, o incluso abandonar los singles y algoritmos en favor de álbumes largos, sin playlisting obvio o posible. Están, pero están con otras expectativas.

Sabiendo esto se intuye que salir de Spotify cortando por lo sano puede ser un gesto muy admirable pero tremendamente ineficaz. Las cosas como son. Si acaso, en muchos casos debería ser visto como un experimento, un proceso de reapropiación lenta. Y por mucho que haya moralistas de menta binaria que piensen que es o todo o nada, lo cierto es que muchas veces no existe posibilidad de combatir el sistema desde afuera.

Si tu intención es combatir pero mantener ciertas oportunidades de visibilidad, lo que sí tienes que hacer es proponer un contrapeso: incentiva a tu audiencia a migrar de plataforma, comparte tu proceso de construcción de alternativas, difunde otras posibilidades y prioriza otros canales dejando en mínimos a Spotify.

Apéndice IV: Plantillas de supervivencia y rutas posibles para artistas independientes y oyentes activos.

Una vez aquí, controladas las fantasías y teniendo a raya el ímpetu moralista, se pueden proponer algunas "combinaciones imperfectas" o "templates de supervivencia" tanto para artistas independientes como para oyentes que no quieran sumarse a la zombificación pasiva. Recuerda: en este punto no buscamos purismo per se, sino más bien posturas conscientes de sí mismas.

→ → → Fórmulas para artistas independientes:

No existe una forma de ser artista independiente. Hay muchas ontologías posibles y los elementos aquí expuesto son todos recombinables; se puede ceder de un lado y ejercer contrapeso por otro. Nada es absoluto en este caso, siempre y cuando se sea consciente de lo que se hace, lo que se decide y a quién repercute directamente.

⚉ Opción 1: Modelo de circulación mínima con ingresos directos:

Bandcamp → ingreso directo físico → conciertos en salas locales (venta merch) → Subvert/Nina → comunidad incipiente y fidelizada en Telegram/Discord. ¿Ventajas?Requiere pocos recursos, evita el streaming y construye un circuito afectivo tangible. Esta opción es ideal para artistas con base local o nicho comprometido.

⚉ Opción 2: Modelo de sostenibilidad escalada

Optar por una distribuidora digital "ética" (La Cúpula Music, SonoSuite) → DSPs (Tidal/Deezer/Apple) → Bandcamp → ingreso directo físico → membresías (Patreon o Substack). Se acepta la presencia en DSPs secundarios, pero se evita Spotify. Se diversifican las entradas, pero se prioriza el core fan.

⚉ Opción 3: Modelo fragmentado con fuerte identidad estética

Tirar de ediciones limitadas (vinilo/casete, otro formato mixto/híbrido) → archivo en Nina Protocol → presencia mínima en Subvert → colaboración merch con artistas locales. Esta ruta es la más estética y centrada en la prescripción; no importa tanto el retorno en monetización. Y estarías apelando a un tipo de fan sensible al contexto y al gesto.

⚉ Opción 4: Modelo colectivo cooperativo

Resonate → distribución compartida entre sellos pequeños → espacio físico compartido donde exponer → conciertos autogestionados → programación cultural contextualizada. No depende de un artista individual, sino de un colectivo orgánico, vivo, y su red de apoyo. Suena ideal para justamente colectivos, sellos/escenas emergentes.

→ → → Fórmulas para oyentes comprometidos

El oyente lo tiene más fácil que el artista activo y/o creador. (Aunque todos seamos simultáneamente parte de los dos gremios, otro síntoma sistémico). Puede transferir sus playlists si es que le preocupan y simplemente sacrificar algo de comodidad y montárselo DIY. Otra vez, los elementos obviamente son recombinables: lo único cerca de ser absoluto aquí es que Bandcamp debe ser la opción más recurrente.

⚉ Opción 1: Abstinencia activa

Qobuz o YouTube Music (sin Spotify) → compra directa en Bandcamp → seguir artistas en canales directos → asistencia a conciertos. La tecnología apenas influye. Aporta dinero real a artistas sin caer en el algoritmo y recuperas tu poder de decisión prácticamente total.

⚉ Opción 2: Activismo digital pasivo

Instalar tu propio DSP (Navidrome o Jellyfin, más arriba tienes más información) con archivos propios → evitar feeds en la medida de lo posible → crear playlists manuales para compartir por Telegram o Discord. Descentraliza el consumo y lo devuelve al ámbito privado, pero debes invertir en artistas directamente si quieres ejercer el contrapeso. Eso sí: ideal para quien tiene una gran biblioteca de audio digital y muchos archivos.

⚉ Opción 3: Escucha mixta con trampas

Seguir usando Spotify (con ReVanced Spotify o mod sin anuncios) → hacer escuchas/compras conscientes en Bandcamp → contribuir en Substack/Patreon/PayPal de artistas emergentes. Simple: para quien no puede salir aún de Spotify pero quiere compensar.

⚉ Opción 4: Digger digital a la antigua

Stop Spotify y all-in YouTube Music y Discogs y/o propio DSP con biblioteca de archivos → compra ediciones limitadas y vinilos de artistas emergentes → obligarse a acudir a conciertos y conocer nuevas bandas, no sólo consumir música del pasado. Existen muchos perfiles así, acomodados en SoulSeek y similares.

Memética inspirada en el personaje de Daniel Ek, CEO de Spotify.

Apéndice V: ¿Y los podcasters? ¿Qué hacemos?

Incluso publicar en Spotify mientras criticas Spotify puede ser un gesto de resistencia si lo haces con intención, conciencia y estrategia. Sí, has oído bien. Hay divulgadores que no les queda otra literalmente (no, no sólo hablo de los que tienen algún tipo de elemento contractual con la plataforma).

Es muy complejo, y más cuando como decía más arriba: la inercia te lleva a querer diversificar, multiplicar, distribuir por los mayores canales posibles aquello que estés creando. IVOOX, por ejemplo, es una buena opción (sobre todo España) pero no esperes demasiado engagement.

Substack está posicionándose rápido también para pódcasts con ejemplos como el de Joshua Citarella, y puede ser una mejor alternativa (él mismo lo sube ahí, en YouTube, Apple Podcasts y SoundCloud también, siguiendo justamente el signo que te describía).

Otro ejemplo: Ainara LeGardon tiene todo alojado en su propio site, algo que da entidad al contenido y la sensación de atemporalidad. Huelga decir que tu comunidad, si la tienes como podcaster, debe estar conectada con tu proyecto y no con la plataforma de terceros donde esté alojado tu proyecto.


Apéndice VI: El modelo de las "nuevas distribuidoras digitales". ¿Influye?

Aunque entraré más a fondo en el campo de las distribuidoras digitales próximamente, no está de más incluir un pequeño apartado aquí, porque es una de las preguntas más frecuentes: ¿Estamos reforzando o no el modelo de los DSPs?

Al momento, si eres artista, estarás pensando en modelos abiertos (no necesitan aceptación previa) como DistroKid (pensados justamente para independientes, pero con inversión temprana de Spotify ://), CD Baby, TuneCore, SONGS, Unchained Music. O en modelos cerrados (necesitan aceptación primero) como Believe, The Orchard (Sony Music) o ADA (Warner Music Group).

O quizá en plataformas (white label las llaman) donde tu distribuyes bajo tu propia marca y tus propios términos: SonoSuite, FUGA (recientemente adquirida por Downtown Music), Revelator, Labelcamp, ampsuite, AudioSalad , Random Sounds...

Opciones justamente como la abierta SONGS NO son una alternativa a Spotify, sino una mutación del modelo existente que opera sobre la misma lógica de plataformas centralizadas, pero añadiendo una capa financiera (tokenización, derechos fraccionarios, etc). Colocan tu música directamente a los DSPs, pero con algo más.

Como digo, estas nuevas plataformas no sustituyen a Spotify, pero sí pueden interferir y contribuir a hacerlo un poco más atractivo para artistas independientes y oyentes que buscan invertir activamente en proyectos musicales.

Básicamente lo que hacen es convertir canciones en activos/assets fraccionables. Un producto/instrumentalización financiera al servicio de los artistas emergentes, por resumirlo mucho.

⚉ ¿Qué es SONGS?

Plataforma que permite convertir una parte del royalty pool generado por una canción (generalmente en Spotify/Apple Music/etc.) en "SONG SHARES", que luego se pueden vender o regalar a fans. El usuario (el "fan-micro-inversor") que compra participaciones recibe una "microparte de la regalía futura".

⚉ ¿Qué es Revelator?

Infraestructura tecnológica para la gestión de regalías y distribución. Integra blockchain para automatizar pagos y seguimiento de royalties.


Apéndice VII: ¿Cooperativas y colectivos artísticos? ¿Es posible?

Frente al monocultivo de plataformas extractivas, están emergiendo modelos cooperativos que replantean cómo se crea, distribuye y sostiene el arte. Su vocación es atacar justamente cualquier disciplina artística que pueda ser atravesada por la "creators economy". No buscan escalar infinitamente, sino redistribuir el poder, los ingresos y la autoría entre quienes producen cultura.

Para entender su esencia, hay que pensar más en términos de "clubes" que de "colectivos" o "comunidades". Se promueven relaciones sostenidas en el tiempo, intentan revalorizar lo pequeño y editado con cariño, y se comparte activamente herramientas, audiencias y contextos. Sí, suena idílico, pero ya existe Metalabel, el formidable proyecto capitaneado por Yancey Strickler que basa su operatividad en el concepto de "scenius" (¿"escenio"?) popularizado por Brian Eno.

⚉ ¿Qué es Metalabel?

Metalabel propone un modelo post-plataforma que funciona más como una discográfica de ideas o editorial colaborativa. (Recientemente, están aumentando su dimensión conceptual con la fundación de Artist Corporations, un nuevo modelo económico para el gremio creativo global). En concreto, Metalabel reúne creadores bajo "drops" temáticos o conceptuales que:

  • Se co-editan en solitario o en grupo (libros, música, software, formatos híbridos, etc).
  • Comparten ingresos y propiedad intelectual.
  • Se posicionan como ediciones culturales con sentido, no como contenidos para alimentar el flujo extractivo.

⚉ ¿Qué es Catalytic Sound?

Fundada por músicos como Ken Vandermark o Joe Morris, Catalytic Sound es una cooperativa de improvisadores y artistas experimentales que:

  • Controla su propia tienda digital.
  • Divide ingresos entre sus miembros sin intermediarios.
  • Prioriza la accesibilidad de la música (precios justos) y la equidad económica.

Apéndice VIII: "No optimise" → Recuperar la escucha contextualizada...

Como has podido intuir a lo largo de todo este extenso documento, no luchamos únicamente contra Spotify o las majors o los DSPs, sino contra una gramática de la escucha optimizada: todo es rápido, fulminante, sin fricción, sin memoria, sin implicación, sin peso, sin valor. Una cinta transportadora emocional que reparte placer sonoro dosificado para que nunca te bajes del carril.

Salir de ahí, si es que se puede y se quiere, necesita un reaprendizaje completo. Una desprogramación en toda regla. En este apartado, el que más huele a manifesto por todos lados (os soy sincero: los odio), propone principios, tácticas y hábitos para consumir/escuchar/apreciar fuera del modelo extractivo.

Obviamente, estos puntos llevan consigo un esfuerzo casi sobrenatural en algunos casos...

Memética inspirada en el personaje de Daniel Ek, CEO de Spotify.

1. Pensar antes de reproducir absolutamente nada.

Evita el consumo pasivo: no abras música como si abrieras Instagram. Elige qué quieres escuchar y por qué. Tampoco aceptes recomendaciones como si fueran verdades absolutas. Preocúpate de entender las causas de que algo te guste o no te guste.

2. Recuperar el álbum...

El single es la unidad de medida del algoritmo. El álbum es una forma de pensamiento más larga, más coherente, más arriesgada. Hay que fomentarlos, buscarlos y crearlos. Y apreciarlos, claro.

3. Escucha fuera de contexto es escucha anulada.

No todo tiene sentido en cualquier momento. Algunas músicas necesitan de su liturgia, de su ritual. Otras necesitan cuerpo, escenarios, información extra. Respeta la intención de la obra. Evita playlists que convierten todo en fondo y ruido difuso. Nadie quiere que sus obras pasen desapercibidas, ¿no es así?

4. Archiva.

Hay una frase magistral que dice: "si comprar no es poseer entonces piratear no es robar". No confíes en que una canción estará siempre disponible. Descarga lo que te importa. Guarda, nombra, ordena, dale a los tags, aunque sean un engorro. El archivo personal es una forma de autonomía cultural.

5. Crea tus propias rutas de descubrimiento

No esperes a que te lo recomienden. Sigue sellos, lee créditos, explora escenas. IRL también. jaja. Pregunta activamente. Curiosea, pierde el tiempo para observar y atender aquello que nadie está compartiendo. Cuestiona por qué ciertas cosas suenan en todos lados y otras no.

6. Habla de música como si importara

Todos pasamos una cantidad abrumadora de links al día. Casi siempre sin explicación alguna adjunta. Por tanto: explica por qué algo te toca la fibra o por qué detestas a este artista. Sí, el hate, a veces, sirve. Compartir es transmitir contexto.

7. Paga si puedes, apoya si no.

Bandcamp, vinilos, ediciones limitadas, Patreon, Substacks, conciertos, newsletters. No hace falta ser rico, pero sí tener una mínima intención. Y si tu economía o prioridades no te lo permiten, que es totalmente respetable, basta con recomendar bien. Y difundir activamente, algo muy importante y que muchas veces se pasa por alto.

8. Añade fricciones voluntarias...

Desactiva el autoplay. Cierra la app que sea que estés usando tras cada jornada de escucha. No escuches el mismo álbum 3 días seguidos (aunque cueste). No sé: escucha música que crear que no te va a gustar absolutamente nada. Se trata también de salir de lo previsible, de las burbujas de refuerzo y cámaras de eco. De lo que no gusta también se aprende.

9. Cuida tu atención como tu recurso más valioso y no renovable.

No escuches mientras haces diez cosas a la vez. Intenta no escuchar de forma intermitente. No conviertas la música en tu maldito acompañamiento (ya me entiendes). No dejes las cosas a medias porque todos sabemos que lo que se guarda "para después" es un "no lo volveré a escuchar jamás".

10. Reciprocidad.

Lo que los artistas y creadores ponen en el mercado o en cualquiera de estas plataformas es un regalo. Es una ofrenda. Es su mensaje al mundo. Si te sientes identificado, expresa tu gratitud. Escribe a ese artista, hazle saber que estás ahí y que su obra está llegando donde debe. Expresa que todo esto tiene un valor.

Apéndice IX: Tangibles e intangibles para recuperar el valor en el artista y la música...

Este apéndice es casi una simplificación ética, o de buenas prácticas, a modo de shortcut. No todo el mundo puede pagar, pero todos pueden corresponder. Hoy escuchas, mañana compartes. Tiene un nombre por todos conocido: aportar. Eso mantiene vivo el ciclo de valor y apreciación, que es justo el que estamos perdiendo/erosionando con el uso de estas plataformas.

⚉ Las principales formas económicas de aportar:

  • Comprar en Bandcamp o comprar ediciones físicas directamente al artista.
  • Apoyar su Substack, Patreon, plataforma, dar propinas o comprar su merch exclusivo.
  • Ir a conciertos, recomendarlos, hablar de ellos en público, IRL y en el plano digital.

⚉ Las principales formas no monetarias de aportar:

  • Seguir, guardar, compartir: todo cuenta.
  • Pedir su música y/o exposición en playlists o medios (véase curators) especializados.
  • Unirte a su lista de contacto/mailing list: esté o no esté conectado con un boletín de noticias, es el canal más directo que tienen para construir comunidad.
  • Escribir personalmente al artista para contarle y expresar lo que te parece su trabajo creativo.

Apéndice X: Gráficos de decisión/indecisión.

A veces, el sólo hecho de pensar en posibilidades agobia. Incluso puede llegar a bloquear. Esto o aquello, lo que parece que sería lo mejor para ti, lo que tú piensas que es mejor, lo que te dicen que debes hacer... toda esa variabilidad está interaccionando y emitiendo chispas en tu cabeza.

A veces, también, ayuda verlo gráficamente y en panorámico: si eres artista, como ya te he dicho a lo largo de este documento, tus opciones son esencialmente tres: la postura cómoda, la postura que requiere esfuerzo y la postura que quiera incluso contribuir en la medida de lo posible a darle la vuelta al sistema (sobre todo para ganar tranquilidad interior, si es necesaria).

Si eres oyente, lo tienes más fácil, aunque tu mayor enemigo es otra vez la comodidad. Por eso has oído en ocasiones que en algunos lugares apuntan que Spotify (o el streaming: ha convertido la escucha musical en una commodity). El privilegio de poder decidir en cualquier momento, en cualquier instante, sobre toda la música hecha y por hacer, a un precio completamente ridículo.

Puedes seguir usando Spotify pero haciendo el conveniente contrapeso (aquí verás unas opciones, pero puede haber otras a tu gusto; la experiencia de "aportar" puede personalizarse también jeje). Puedes apoyar de forma consciente y religiosa (imponiéndote algunas normas blandas como acudir a "tantos conciertos" al trimestre o comprar "este número" de ediciones físicas de artistas emergentes). Y también puedes experimentar creando tu propio entorno pero teniendo muy en cuenta que si lo haces, los artistas recibirán incluso menos por tu consumo (a no ser que todo lo que se reproduzca sea adquirido).

Apéndice XI: Breakdown y compactado por pilares

Otro resumen para decidir, según los pilares fundamentales, cuáles son tus prioridades. Empezando por la ética a.k.a. velar por el mejor futuro posible para los artistas y la música, siguiendo por el aspecto de la calidad de sonido (importantísimo para la escucha y la fidelidad con las obras que se crean) y acabando por el catálogo disponible (tanto el oyente como el artista pueden discernir entre si menos es más o más es menos).

Más abajo, la opción ideal y que cualquier activo dentro de la industria musical recomendaría. Si todos los que ahora habitamos este tipo de plataformas tomáramos la directa y volviéramos al terreno IRL y devolviéramos la experiencia musical al plano físico de forma mayoritaria, es posible que comenzaran a cambiar muchas cosas. Para algunos sería retroceder (realmente, por mucho que nos peses, lo es), pero para otros sería recobrar la cordura y el contexto.

Apéndice XII: El día después: ¿qué pasa cuando mi contenido desaparece de Spotify?

Puede ser que lo primero que te sobrevenga es un pequeño colapso. Pasa cuando extirpas algo de tu vida. Alguna de esas cosas que están muy normalizadas y ya se han convertido en un hábito más. Según tu personalidad y posición, será más grave o menos dramático. ¿Vacío? ¿Tics que se quedan hasta semanas después de haber dado el paso? Totalmente normal.

Para finalizar esta guía de acompañamiento, aquí algunos consejos si estás apunto de apretar el log out definitivo.

⚉ Desapareces de la escucha pasiva y algorítmica.
Ya no tendrás oportunidad de formar parte de features como Discover Weekly, Radios de Artista ni de las playlists generadas automáticamente. La exposición pasiva desaparece, pero también la falsa sensación de presencia: no estar no siempre significa no existir, si reapareces en otro sitio con claridad y propósito.

⚉ Algunos oyentes dejarán de encontrarte.
Para el oyente casual que no te sigue activamente, simplemente desaparecerás. Invisible. Ni rastro. No todos buscarán tu música en Bandcamp o tu newsletter. Pero los que lo hagan serán reales: te localizarán y resituarán por decisión activa. Esa es la audiencia que importa a largo plazo.

⚉ Te obligará a construir canales propios.
Salirte es también un acelerador: te fuerza a comunicar mejor, a tener una plataforma/web, una lista de correo, un lugar donde tú decides cómo se presenta tu obra. Dejas de ser un ítem/asset condiconado y recuperas contexto.

⚉ Tu catálogo se reestablece como objeto.
Cuando no está a un par de clics, totalmente accesible y "gratuito", tu música puede recuperar valor como experiencia. Y ese valor será determinante en las ediciones físicas, lanzamientos o productos que lances a partir de ahora. No todo el mundo pagará, pero quienes lo hagan lo harán con intención.

⚉ Chill: no es irreversible.
Puedes volver. El contenido puede reinstalarse. Pero el simple hecho de salir ya es un gesto de cuidado: no sólo hacia ti, sino a tus contemporáneos, el gremio de creadores y artistas, el ecosistema completo. Habla de tus valores, de tu voluntad, de la industria musical que hay en tu cabeza y que quieres aceptar.

El día después no es el fin de tu visibilidad, ni de tu proyecto artístico. Será el primer día de tu nueva autonomía artística; quizá no será integral, ni totalmente consecuente (no te culpes, es lógico), pero al menos habrás frenado la inercia. Y lo más importante: rechazar la creencia de que no hay un más allá a lo impuesto y establecido.

The link has been copied!