Mi momento más revisitado de cuantos D'Angelo nos dejó puede ser el momento en la entrevista con Tavis Smiley que le preguntan por Prince; D cuenta que cuando estaba finalizando 'Voodoo', llamó a Paisley Park y entre sus dudas e inseguridades, Prince le contestó con un fulminante "Don't think". Llevo días congestionado por lo sucedido, pero espero ir recordando otros muchos a medida que recupero la conciencia.
Ahora mismo, estoy poseído. Tomado por la entidad y su espíritu, no contra mi voluntad: he sido yo el que lo ha invocado reproduciendo 'Voodoo' sin descanso. Esta pieza, más corta y curatorial, quiere complementar el tríptico de artículos que homenajean la marcha del último gran "músico total" del que teníamos conocimiento. Se trata de un pequeño apéndice que complementa la analogía con Michelangelo y el agradecimiento a D'Angelo por crear esa puerta espiritual a la que accedemos cada vez que reactivamos el "voltaje" de 'Voodoo'.
Son, esencialmente, siete momentos de culto que yo escogería para cualquier ceremonia en su nombre. Una demo, fragmentos, varios inéditos, una rareza e incluso una versión en directo. De algún modo, representan mis reliquias, mis pequeños abalorios relacionados con su figura. Un pequeño santoral sonoro y diverso que de alguna manera me ayudan a sentirlo presente.
'Africa' (demo version)
Las últimas notas, la textura de la grabación, el color que aplica D al piano. Me refiero a las que bañan y acompañan a la última estrofa de este 'Africa' (una oración a su hijo, a Dios y a sus ancestros) que cierra 'Voodoo' y deja, invariablemente, esa sensación agridulce imposible de explicar.
"From which you came was love
And that's how it all should be
You and my soul are one
Through all the time and history."
En la canción, la historia personal se funde con la colectiva: la paternidad, la diáspora y la fe aparecen unidas por un mismo hilo sonoro conductor. D'Angelo entendía que su identidad artística no podía separarse de esa cadena histórica, de toda su herencia.