Hace unos días, en mi religiosa lectura a los correos de Bob Lefsetz, me encontré con una guía de "TikTok Tips" que el veterano crítico se había lanzado a redactar. Allí, nada más empezar a leer, nos encontramos con esto:

"HAVE A PERSONALITY

Bland doesn't work on TikTok, edge does. Doesn't matter whether you're likable or not, but whether you're interesting.
DON'T BE WORRIED ABOUT WHAT OTHERS THINK

You connect most when you're true to yourself. You're selling yourself, you're in the business of yourself.
IGNORE NEGATIVE FEEDBACK
Haters come with the territory. If you post, people will hate on you. It's hard to ignore the sh*t-talking, but if you can't, TikTok is not for you. Too many people are afraid to play. This is less of an issue with younger generations. One must adjust to the modern paradigm, everybody has an opinion and everybody expresses it. Furthermore, people are angry that you're posting and they are not (usually they're afraid to), or they are posting and you have much more traction. Everybody can be picked on. The lowest form of criticism is looks-based. Don't fall into this trap, it killed Karen Carpenter. You are who you are, own it."

Este tipo de monsergas las conocemos, pueblan Internet en su alto y ancho, y no dejan de ser normas de adaptación a un entorno que ya es profundamente hostil, disfrazadas de un tipo de "realismo profesional". El texto está lleno de consejos que naturalizan un entorno estructuralmente tóxico, pero sin duda la piedra nuclear es la idea de que "si te critican es porque les molesta tu éxito". Se trata de un clásico mecanismo defensivo que tiene tres funciones principales: consolar al creador, bloquear la crítica, y reforzar la narrativa meritocrática. Es un peligroso salvavidas ideológico construido para sobrevivir emocionalmente en un entorno donde el algoritmo no tiene ética, solo patrones de interacción.

Días antes, me encontré con esta portada de i-D: "80 millones de fans de IShowSpeed no pueden estar equivocados". Me atravesó nada más verlo como una imagen capaz de sintetizar cómo lo que percibimos hoy como "cultura" no es más que reactividad colectiva y un reflejo del cambio que ya notamos en todas partes: la emoción por encima de la razón.

IShowSpeed es uno de los streamers y creadores de contenido más populares globalmente, un símbolo de nuevos exponentes de los medios de comunicación que, además, viajó recientemente a China para contar en primera persona todo lo que vio (y posiblemente las viajes instituciones de propaganda yankee habían tergiversado)...

El éxito ya no necesita justificación, solo evidencia numérica. El "80 millones de fans de IShowSpeed no pueden estar equivocados" no valida nada, pero lo impone. Actúa como blindaje simbólico en un sistema donde la atención es finita y la masa funciona como criterio de legitimidad. No importa lo que diga o esté diciendo IShowSpeed en sus streams, importa cuántos están mirando. La base es obvia pero conviene recordarla: quien acumule masas ya no necesitará nunca más una justificación.